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VISITA A BUCAREST EN UN DIA

Llegamos a Bucarest en tren desde la región de Transilvania, concretamente desde la ciudad de Brasov. Para llegar a la capital de Rumania desde Brasov hay trenes a la capital frecuentemente cada dos o tres horas. Estaríamos en la capital de Rumanía un solo día
En el camino en tren pasó por pueblitos de montaña de los Cárpatos y vimos paisajes de montaña muy bonitos.

Ateneo de Bucarest en Rumania

Llegamos a la capital sin tener alojamiento, ese fue nuestro mayor error. Por más que buscamos no había hostels en ningún sitio.  Ese día además hacia un calor horrible y la opción eran sólo hoteles de cinco estrellas. Encontramos un  hostel en el centro que era un poco raro... nos dijeron que no tenía habitaciones y todo el hotel era de color rosa y había flores rojas por todos los sitios, era claramente un hostel de prostitución…
Al final no nos quedo otra que conectamos en un ciber a internet y miramos la dirección de los dos hostels de mochileros que hay en la ciudad. Fuimos al más cercano y no tenían habitaciones, pero desde allí llamaron al otro y si que tenia camas, lo único que eran en una habitación compartida con más gente, pero accedimos de todos modos ya que no teníamos otra opción.

Después de haber ya recorrido media ciudad buscando alojamiento, dejamos las cosas en el hostel llamado “central” (que de central no tenía nada) y fuimos a recorrer la ciudad, aunque ya habíamos pasado por el centro buscando alojamiento y nada nos había llamado la atención.

Bucarest no es una ciudad que sobresalga por su arquitectura. La ciudad en su día tuvo su gran época de esplendor a mediados del siglo XVIII, cuando surgió un gran periodo urbanístico que la hizo convertirse en una ciudad arquitectónicamente cosmopolita y extravagante, hasta tal punto que le denominaron la “pequeña Paris”. Hoy en día ya no queda nada de algo parecido a París, la dictadura de Ceausescu lo derribó todo para convertir a la ciudad al estilo comunista, con grandes edificios y avenidas.

Plaza de la Revolución de Bucarest en Rumania

Sentí que la ciudad de Bucarest carecía de un estilo definido con anchas avenidas y edificios de la Belle epoque. Lo que más sobresale en la ciudad es la plaza de la revolución, una amplia plaza abierta al tráfico donde está el Ateneo de Bucarest, uno de los edificios más hermosos de la capital de Rumanía y el único que para mi gusto llama la atención porque parece un templo antiguo por sus columnas. 
Aparte de este bonito edificio, llaman un poco la atención el edificio del Parlamento y un par de iglesias ortodoxas en una de sus placitas del centro cercanas a la plaza. 

Iglesia ortodoxa en Bucarest

Edificio centro de Bucarest

La zona de Lipscani es famosa porque es donde más restos quedan de edificios medievales y clásicos, pero cuando la visitamos estaba toda cortada y levantada por las obras, por lo que apenas pudimos adentrarnos en ella. Me costa que en la ciudad también hay otros edificios y palacios que merecen la pena, pero  muchos de ellos estaban tapados en restauración.
Aparte la ciudad está sucia y descuidada. Creo que no era un buen momento para la visita porque la ciudad estaba entera en obras y los edificios en restauración. 
Reconozco que el no encontrar en el encanto a la capital rumana también fue toda la situación de cansancio y mucho calor, la que nos hizo ver a Bucarest más fea de lo que realmente es, espero algún día en el futuro volver, que la ciudad esté renovada y encontrarla su encanto.

A la mañana siguiente nos fuimos de allí a la estación de tren a coger un tren a la frontera con Bulgaria volviendo a utilizar el truco de la frontera (cambiando de tren en la frontera el tren sale mucho más barato) y llegando hasta la ciudad de Varna  a orillas del Mar Negro.


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Comentarios

  1. q bonitas las montañas

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  2. Respuestas
    1. Si, Montse yo confío en que si...como viajamos mucho algún día volveré a caer por allí...saludos!

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