Utilizamos Marsella de camino en nuestro viaje a Croacia y Eslovenia aprovechando los billetes tan baratos que ofrecia Ryanair: Madrid-Marsella-Zadar. Tanto a la ida como a la vuelta lo organizamos de manera que pudiésemos visitar Marsella y en total fueron casi tres días los que dedicamos a esta ciudad del sur francesa. Nos alojamos en Hotel Mondgrand: 67 euros la habitación doble, en el centro y también en el hotel Duc, 45 euros la habitación doble, cerca de la estación central, también cerca del puerto.
Basilica Notredame en Marsella |
Para llegar y salir desde el aeropuerto lo hicimos en autobús con muchas frecuencias y sin complicaciones.
Las expectativas sobre la ciudad antes de llegar eran muy altas, mi marido ya había estado allí anteriormente y me había hablado muy bien de ella, aunque la realidad fue algo decepcionante.
El primer inconveniente de la ciudad era que estaba entera levantada por las obras, no se podía llegar claramente a los sitios porque las calles estaban cortadas y no podíamos movernos con facilidad por la ciudad y menos con un carrito de niño. A consecuencia de esto también ocasiona mucho tráfico, atascos y mucha contaminación.
El segundo y más importante de los problemas es la suciedad. La ciudad está sucísima: no hay conciencia ciudadana para mantenerla limpia (la gente lo tira todo al suelo), y existe un servicio de limpieza deficitario. La suciedad se acumula en todos los rincones y es muy incomodo, ya que mi hijo, sólo quería tirarse al suelo a recoger mierdecillas...(Seguro que a él le ha encantado la ciudad...).
La ciudad tiene un aire muy mediterráneo y me recordó un poco a Lisboa por los edificios, balcones y persianas. La mayoría de edificios están restaurados pero también hay edificios viejos en vías de restauración
Lo principal de esta segunda ciudad en Francia es el puerto viejo. El puerto viejo fue clave durante siglos en el comercio y las comunicaciones en el Mediterráneo y hoy en día sigue siendo el corazón de Marsella.
La ciudad tiene un aire muy mediterráneo y me recordó un poco a Lisboa por los edificios, balcones y persianas. La mayoría de edificios están restaurados pero también hay edificios viejos en vías de restauración
Lo principal de esta segunda ciudad en Francia es el puerto viejo. El puerto viejo fue clave durante siglos en el comercio y las comunicaciones en el Mediterráneo y hoy en día sigue siendo el corazón de Marsella.
Puerto de Marsella |
El puerto forma una profunda ensenada en forma de U protegida en ambos extremos por dos fortalezas: el Castillo de Saint James y el Fuerte Saint Nicolás, que estaban también ambos tapados y no se podían ver o llegar hasta ellos. En el puerto de la ciudad sólo atracan pequeños barcos de pesca y embarcaciones de recreo.
Desde el puerto, hay unas magnificas vistas de la Notre Dame de la Garde o más comúnmente conocida como la Bonne Mère (Buena madre), la basílica más importante de Marsella de estilo romano bizantino.
Por los alrededores del puerto es por donde más nos movimos, ya que mi bebé queria todo el rato tirar piedras al agua y no le sacábamos de allí. Visitamos la iglesia de Saint Ferreol y el Ayuntamiento de Marsella pero estaban todos tapados por las obras. Pudimos ver por lo menos la fachada del Teatro Nacional que también esta por allí.
En la ciudad visitamos un palacio enorme y bonito, el palacio Longchamp, pero estaba todo tapado por obras y no se podía entrar. Este palacio está rodeado de unos inmensos jardines y parques, a los que queríamos llegar con la idea de que mi bebé jugase, pero como estaba todo cerrado por obras, nos tuvimos que conformar con que Luca jugase en una trocito de verde de sus laderas donde estaban jugando otros niños que habían salido de la escuela, allí estaban todos hacinados.
Basilica de la Notredame en Marsella |
Por los alrededores del puerto es por donde más nos movimos, ya que mi bebé queria todo el rato tirar piedras al agua y no le sacábamos de allí. Visitamos la iglesia de Saint Ferreol y el Ayuntamiento de Marsella pero estaban todos tapados por las obras. Pudimos ver por lo menos la fachada del Teatro Nacional que también esta por
En la ciudad visitamos un palacio enorme y bonito, el palacio Longchamp, pero estaba todo tapado por obras y no se podía entrar. Este palacio está rodeado de unos inmensos jardines y parques, a los que queríamos llegar con la idea de que mi bebé jugase, pero como estaba todo cerrado por obras, nos tuvimos que conformar con que Luca jugase en una trocito de verde de sus laderas donde estaban jugando otros niños que habían salido de la escuela, allí estaban todos hacinados.
Aparte de ese parque, no existen otras zonas verdes en la ciudad, ni siquiera hay bancos para sentarse en la calle, tan sólo pudimos aprovechar alguna placita de cemento que había por allí para que Luca corriese un poco.
La catedral de Marsella la vimos de lejos porque no encontramos la manera de llegar hasta ella. Lo intentamos en varias ocasiones, pero terminábamos encontrándonos con carreteras sin vía peatonal en las que teníamos que caminar por la carretera y era un suicidio pasar con el carrito de Luca porque los coches pasaban a gran velocidad. Tampoco había carteles de indicaciones de como llegar en ningún lado.
Entiendo que la ciudad esté en obras, pero al menos se podían haber preocupado de poner unos carteles indicativos de cómo se llegaba hasta la catedral, ya que los otros edificios de interés estaban todos tapados.
Catedral de Marsella en una visita previa a la ciudad |
Marsella es una ciudad multicultural y se nota sobre todo en la herencia de inmigración Magrebí recibida durante años. Descendientes de magrebíes regentan sus hoteles, restaurantes, negocios de comida y ropa. Hay calles por las que paseas y parece que estas paseando por cualquier ciudad del norte de África, eso realmante me gustó mucho de la ciudad.
Parece ser que durante nuestra visita la ciudad estaba en vías de una gran transformación a mejor y no será hasta entonces cuando la ciudad ofrezca un mejor aspecto. No eran ni la ciudad para visitar ni el momento adecuado para visitarla, ya que la mayoría de los edificios estaban tapados por las obras y había monumentos inaccesibles.
Mi bebé también se lo pasó muy bien tirando piedrecitas en agua del puerto, sus padres buscando piedrecitas por todos los rincones del puerto de Marsella y achicharrándose al sol, porque al puerto de Marsella no le llega a dar sombra en todo el día.
Los días que estuve en Marsella estuve muy incómoda porque no podía bajar al bebé del cochecito por la suciedad y porque no hay parques ni zonas verdes donde el niño pudiese jugar.
Desde Marsella tomaríamos un vuelo para viajar a Croacia.
FOTOS MARSELLA
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