FECHAS DE VIAJE: Julio de 2013.
COMO LLEGUÉ: En tren desde la ciudad ucraniana de Odessa hasta Chisinau pasando por el estado no reconocido de Transnistria.
CON QUIEN VIAJÉ: Con mi marido y con mi hijo (2 años).
METEOROLOGIA: Buena, entre 15 y 27 grados. Sol nubes y una tormenta.
SITIOS VISITADOS: Chisinau.
COMO LLEGUÉ: En tren desde la ciudad ucraniana de Odessa hasta Chisinau pasando por el estado no reconocido de Transnistria.
CON QUIEN VIAJÉ: Con mi marido y con mi hijo (2 años).
METEOROLOGIA: Buena, entre 15 y 27 grados. Sol nubes y una tormenta.
SITIOS VISITADOS: Chisinau.
Viajar por libre en Moldavia
Viajar por libre por el país es bastante fácil si lo comparamos con Ucrania. Aquí desaparecen los grandes problemas de comunicación con los locales, ya que aquí dominan algo más el inglés, son más abiertos y tienen habilidades para comunicarse por señas.
Los moldavos me recordaron mucho a los rumanos y es que el país tiene gran parecido con su país vecino, en lengua y culturalmente hablando. La gente en general es muy amable, siempre ayudan y se les ve cercanos. Se interesan por saber de dónde vienes, lejos de lo fríos y distantes que parecían los ucranianos.
También la escritura cirílica desaparece, (aunque no del todo, ya que conservan las dos), dando lugar a la escritura latina con palabras entendibles en muchas ocasiones para el idioma español, por lo que es posible guiarse por los letreros.
Moldavia es un país muy desconocido turísticamente y al que apenas llegan turistas internacionales, éramos prácticamente los únicos visitantes haciendo fotos, menos algún otro turista interior o de los países vecinos.
A simple vista no llamábamos la atención, pero cuando nos oían hablar, la gente nos miraba extrañados, e incluso se daban la vuelta para mirarnos, no están acostumbrados al turista.
Me hubiese encantado haber visitado algo más del país, aparte de su capital, ya que el turismo por el país me parece un diamante en bruto sin explotar con sitios como los monasterios de Caprinana o Saharna y las cuevas de Tipova, pero llegar a todas esas localidades aparentemente de distancias no muy largas, suponía viajar por malas carreteras donde las distancias cortas se hacen muy largas, por lo que no estábamos por la labor de hacerlo con un niño de dos años. Esta es la desventaja de viajar con un niño, que los itinerarios hay que diseñarlos más sencillos.
Para mi grata sorpresa, lo poco que vi del país, me pareció que estaba algo más desarrollado de Ucrania. La capital por lo menos tiene una flota nueva renovada de autobuses que van sustituyendo a los viejos. También las calles de la capital se encuentran mucho mejor pavimentadas que cualquier ciudad ucraniana.
Alojamiento:
Nosotros llegamos con la reserva del hotel en Chisinau hecha un par de días antes, y creo que es mejor ir con la reserva ya que no abundan los hostels baratos. El alojamiento está sobrevalorado, con una mala relación calidad-precio:
En Chisinau nos alojamos en el hotel Chisinau, uno de los principales hoteles de la ciudad. Está ubicado en el centro de la ciudad bien situado en el extremo de la avenida principal de la ciudad que comunica el centro con la estación de trenes. 41 euros la habitación doble con baño con desayuno incluido (el desayuno muy pobre). Nos quedamos en una habitación de lujo pagando una habitación doble normal. La habitación era muy grande con salón incluido con todas las comodidades y la decoración típica soviética, pero en todo caso el precio estaba sobrevalorado. Todo estaba limpísimo y por supuesto es un sitio muy recomendable.
Presupuesto:
Moldavia es un país muy muy barato. Llama la atención lo baratísimo que es y los precios de las cosas en ocasiones hasta causan risa. Los precios van en consonancia con el salario medio que reciben los moldavos que no llega a 100 euros al mes. Si donde estuvimos en la capital, existen precios tan bajos, me pregunto entonces como serán los precios fuera de la capital, en las zonas más rurales donde se supone que todo tendrá que ser más barato aún.
Coste total del viaje Ucrania y Moldova 14 días dos adultos y un niño todo incluido: 1600 euros.
Viajar con niños en Moldavia:
Más cómodo que viajar por Ucrania, las calles están mejor pavimentadas y se puede rodar el cochecito del niño. Abundan los parques, aunque como digo solo estuvimos en la capital. No nos decidimos a viajar a otras zonas porque el transporte en carretera es muy incomodo para hacer con un niño tan pequeño.
Transnistria, conflicto sin resolver:
Al embarcar en el tren que desde Odessa que nos llevaría a Chisinau, nos comía la incertidumbre de que sucedería al cruzar la frontera de Transnistria. Transnistria es un estado no reconocido oficialmente que se autoproclamó independiente de Moldavia en 1990 y se sitúa en una estrecha franja entre Ucrania y Moldavia separada al este por el rio Dniester. Este estado forma parte uno de los tantos conflictos de fronteras que quedaron sin resolver desde la desintegración de la URRS. Sólo es reconocido y apoyado por Rusia y Ucrania, su capital es Tiraspol, la cual pasamos en tren y está organizado como una República presidencial son su propio gobierno, ejército, policía, moneda, parlamento, constitución, bandera, himno oficial y escudo. Parece mentira que una estrecha franja tan pequeña y no reconocida pueda tener semejante organización. El idioma hablado en Transnistria es por supuesto el ruso.
Para pasar por esta estrecha franja, es muy alertado entre los viajeros, sobre los policías de frontera y su corrupción, por la cual exigen visado de tránsito a quien pasa por allí, sin tener el derecho a ello. En el tren nos encontramos con un chico inglés que viajaba con la misma incertidumbre que nosotros, por lo que nos juntamos como una piña para hacer fuerza en caso de posibles sobornos.
En todos caso, las malas experiencias que habíamos oído, no se cumplieron para nada, ya que los policías transnistrios sólo revisaron nuestros pasaportes (se los llevaron y los revisaron en una oficina al estilo ruso) y nos los devolvieron.
Nos quedamos tranquilos y contentos entonces por esto, pero algo moscas, ya que como Moldavia no lo reconoce a Transnistria como estado, no hay frontera como tal y no nos sellaron los pasaportes de entrada al país de Moldavia. En el tren viajaban varios lugareños moldavos muy amigables que nos explicaron que antes ponían sello, pero que en ese trayecto llevan un par de años sin ponerlo. Nos explican además que no es necesario el sello para los ciudadanos de la UE si no vamos a estar más de dos días en el país, que es el tiempo justo que íbamos a estar en la capital: Chisinau.
Al embarcar en el tren que desde Odessa que nos llevaría a Chisinau, nos comía la incertidumbre de que sucedería al cruzar la frontera de Transnistria. Transnistria es un estado no reconocido oficialmente que se autoproclamó independiente de Moldavia en 1990 y se sitúa en una estrecha franja entre Ucrania y Moldavia separada al este por el rio Dniester. Este estado forma parte uno de los tantos conflictos de fronteras que quedaron sin resolver desde la desintegración de la URRS. Sólo es reconocido y apoyado por Rusia y Ucrania, su capital es Tiraspol, la cual pasamos en tren y está organizado como una República presidencial son su propio gobierno, ejército, policía, moneda, parlamento, constitución, bandera, himno oficial y escudo. Parece mentira que una estrecha franja tan pequeña y no reconocida pueda tener semejante organización. El idioma hablado en Transnistria es por supuesto el ruso.
Para pasar por esta estrecha franja, es muy alertado entre los viajeros, sobre los policías de frontera y su corrupción, por la cual exigen visado de tránsito a quien pasa por allí, sin tener el derecho a ello. En el tren nos encontramos con un chico inglés que viajaba con la misma incertidumbre que nosotros, por lo que nos juntamos como una piña para hacer fuerza en caso de posibles sobornos.
En todos caso, las malas experiencias que habíamos oído, no se cumplieron para nada, ya que los policías transnistrios sólo revisaron nuestros pasaportes (se los llevaron y los revisaron en una oficina al estilo ruso) y nos los devolvieron.
Nos quedamos tranquilos y contentos entonces por esto, pero algo moscas, ya que como Moldavia no lo reconoce a Transnistria como estado, no hay frontera como tal y no nos sellaron los pasaportes de entrada al país de Moldavia. En el tren viajaban varios lugareños moldavos muy amigables que nos explicaron que antes ponían sello, pero que en ese trayecto llevan un par de años sin ponerlo. Nos explican además que no es necesario el sello para los ciudadanos de la UE si no vamos a estar más de dos días en el país, que es el tiempo justo que íbamos a estar en la capital: Chisinau.
Sígueme en redes
Comentarios
Publicar un comentario